Todos tenemos más o menos claro lo que conlleva tener Síndrome de Asperger, de hecho, hace poco nuestra compañera Sonia de la Mata hizo una entrada muy ilustrativa sobre este tema que nos ayudó a aclarar algunos conceptos.

El caso es que todos los que a diario tratamos con estas personas tan especiales nos encontramos con que el mensaje que recibe la sociedad de este síndrome es incongruente y puede dificultar el que puedan forjar una sólida identidad y autoestima: nos centramos más en las debilidades que caracterizan a la persona en lugar de potenciar siempre sus fortalezas, como nos indica la forma de actuación recomendada.

Es decir, si tenemos claro que la identidad (Yo soy) se construye en base a lo que opinamos de nosotros mismos, contrastado con lo que opinan los demás, sería recomendable no influir en la identidad de personas con Asperger de forma negativa con mensajes como “les cuesta relacionarse en sociedad”, “tienen dificultad para empatizar con los demás” o “tienen fijaciones por un tema concreto”. Y puestos a influir, deberíamos hacerlo de forma positiva, realzando desde el ámbito médico todos los puntos fuertes que tienen.

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No se trata de etiquetarnos como neurotípicos o neurodivergentes para ver si tenemos o no cabida en esta sociedad. Creo que es más razonable disponer de las herramientas y recursos adecuados para, independientemente de cómo queramos llamarnos, sepamos potenciar todos nuestros recursos internos y habilidades innatas y usemos nuestra propia motivación como motor de cambio.

Porque ¿cómo vería tu hijo adolescente con asperger a su compañero de clase neurotípico? (aprovecho para recomendar la lectura del libro de Gemma Lienas “El rastro brillante del caracol”)

  1. Le cuesta estar solo en el patio, en el pasillo o en los ratos muertos.
  2. Tiene verdaderos problemas para no hablar cuando está en grupo.
  3. Presenta dificultad extrema para abstenerse de iniciar una conversación.
  4. Sus temas de interés son bastante aburridos y monótonos.
  5. Respeta unas normas cuando está en grupo y sigue unos rituales para cada situación.
  6. Y, seguramente, tiene necesidad extrema para buscar consuelo afectivo en los momentos de angustia.

Por todo esto, estoy convencido de que lo importante no es cómo te llames sino cómo te quieras ver, ya que así es como te mostrarás al mundo y, por tanto, así es como te terminarán llamando, tarde o temprano.

Por eso, si te gustaba Mazinger Z, sabrás que si conoces y te apoyas en tus fortalezas y reconoces cuándo van a aparecer tus debilidades, podrás derrotar a casi cualquier enemigo, ya que tendrás la mejor arma posible: tu confianza.