Como recordarás, en nuestra anterior entrada, «10 Coeduconsejos para no tirarte de los pelos», hablábamos en primer lugar de la importancia de enseñar a nuestro hijo a cultivar su banco emocional para conseguir un huerto de autoestima. Hoy vamos a dar pistas sobre cómo mejorarla o pisotearla, según el enfoque que quieras darle.

Podemos definir la autoestima como ese «conjunto de creencias y pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos y que van a conformar nuestra imagen personal, en base a todas las experiencias y sensaciones que hemos ido incorporando a lo largo de nuestra vida». Y es en la infancia cuando comienza a forjarse y moldearse de manera casi definitiva. Como dice Jane Nelsen » la autoestima proviene de sentir que uno es aceptado, capaz y de saber que nuestras contribuciones son valiosas y valen la pena”, por lo que nuestra misión como madres y padres consistirá en enseñar y transmitir habilidades duraderas que hagan de ella un valor en alza en cada uno de nosotros.

Seguramente he exagerado un poco los 8 pasos que te planteo a continuación, pero el llevarte a un extremo me va a permitir que tomes consciencia de forma más rápida de tu propia forma de actuación y de las consecuencias futuras. A partir de ahí, como siempre, te quedas tú en la línea de salida, con tu compromiso de empezar a hacer cosas distintas a las que vienes haciendo.

Espero que disfrutes los pasos que has de seguir con tu hijo y que no te saltes ninguno.

  1. No permitas nunca que se equivoque. Al mínimo error que cometa, por pequeño que sea, lánzate a por él y recuérdale el desastre que ha ocasionado. Lo de aprender de los errores está sobrevalorado, aquí lo importante es que el niño se sienta culpable y eso es lo que tienes que grabarle a sangre y fuego.
  2. No se te ocurra reforzar positivamente sus avances ni sus logros. La mejor forma de mantenerlo desanimado y con un nivel bajo de motivación es mostrar indiferencia por las cosas buenas que haga… ¡aunque estas sean dignas de enmarcar! El silencio será la mejor respuesta.
  3. ¡Nada de elogios ni alabanzas! Eso lo único que puede provocar es que adquiera confianza en sí mismo, por lo que te recomiendo que comiences desde ya a criticar ferozmente cualquier acción que realice. A poco que te esfuerces, encontrarás algún motivo para reprocharle algo. ¡Ese es el camino!
  4. Cuanto menos tiempo pases con él, mejor. A estas alturas ya tienes que tener clara una cosa: minuto que pases con tu hijo, minuto que estás perdiendo para hacer las cosas que realmente te gustan. Así que olvídate de escucharle de forma activa, de estar presente efectiva y afectivamente y sobre todo de eso tan inconsciente que algunos padres llaman «transmitir confianza». En el día tienes cosas más importantes en las que invertir tu preciado tiempo. A estas alturas, si estás siguiendo los pasos, comprobarás cómo tu hijo va poco a poco perdiendo su autoestima y confianza en sí mismo. ¡Enhorabuena! Me consta que es un trabajo que requiere paciencia y constancia, pero para pisotearlo del todo y dejarlo hecho polvo deberás continuar un poco más.
  5. Compáralo con otros siempre que puedas. Aprovecha cualquier situación que se presente con amigos, conocidos y familiares para compararlo con otro que presente mejores aptitudes o resultados. Así, cuando haya un hermano que sea muy gracioso, no dudes en recordar públicamente lo soso o vergonzoso que es respecto de su hermano. O, por ejemplo, cuando algún compañero haga alguna cosa digna de elogio, es el momento de contar lo desastre que es tu hijo para todo lo que se propone. Cuanto más público tengas para contar sus intimidades y debilidades, mejor. Y asegúrate de que él está escuchándolo todo.
  6. No tengas en cuenta sus sentimientos. Este es un momento clave, así que presta atención. Seguramente podrás comprobar cómo, por efecto de pisar su autoimagen de forma consciente y repetida, hay unos días en que tendrá sus sentimientos a flor de piel. ¡No le hagas caso! Continúa con el proceso como si no pasara nada. Muéstrate impermeable a su necesidad de conectar emocionalmente contigo, ya que lo único que busca es contarte, gritarte lo que está sintiendo por dentro y convencerte de que eso condiciona su comportamiento. Estarás conmigo en que eso a ti ni te va ni te viene. Así que mantente enfocado en el objetivo, que solo restan dos pasos.
  7. No dejes que se te acerque a menos de 1 metro. Así evitarás abrazos, caricias, besos y cualquier otro contacto físico. Para no sentirte mal, piensa que tienes una orden de alejamiento y que no puedes acercarte a menos de esa distancia. Hazle ver que es incumplimiento provocará sanciones en forma de castigo.
  8. Ponle metas inalcanzables. Al fin y al cabo eres su madre, lo quieres y te preocupas por él. Por eso, para terminar y para demostrarle que confías en su capacidad, le vas a proponer una serie de metas y objetivos. Piénsalos bien porque tienen que ser imposibles de conseguir, inalcanzables, aquellos que nunca va a lograr por mucho que se esfuerce. De esta forma te vas a asegurar de que desaparezca cualquier atisbo de autoestima que quedara dentro de tu hijo y así terminarás de grabar el mensaje que dejaste el primer día en su buzón de voz: “no vales para nada”.

Por último, te recomiendo que quites todos los espejos de la casa, así no podrás ver que la autoestima de tu hijo es igual a la tuya.

En cualquier caso, si al final resulta que eres de esas madres, que quieren que su hijo crezca de manera sana y respetuosa, lo mejor que puedes hacer es borrar todo esto y hacer justo lo contrario de lo que te recomiendo. Pero te advierto que estarás convirtiendo a tu hijo en una persona responsable y potencialmente feliz. ¡Quedas advertida!

Si quieres saber más, no dudes en contactar con nosotros.